Nos Robaron
el País
El error consiste en no
corregir el error.
Confucio
Sí, nos lo robaron nuestro país, nos robaron
la riqueza, la seguridad y la esperanza, exterminaron al Estado mexicano
mediante trampas y manipulaciones; desaparecieron el orden jurídico, eliminaron
en nuestra cara la separación de poderes; arrasaron con las instituciones
republicanas, extinguieron los organismos autónomos, los contrapesos garantes
de nuestra democracia y de nuestra convivencia civilizada; dañaron gravemente
la marca México; nos exhibieron en el mundo como una sociedad de fracasados
devaluados que permitimos la destrucción del patrimonio político heredado de
nuestros ancestros; endeudaron a varias generaciones, hipotecaron el futuro de
nuestros hijos y pretenden embrutecerlos en las escuelas con libros y maestros
de formación cerril. Nos dividieron, politizaron la justicia, nadie paga nada,
los delitos no se persiguen ni se sancionan; polarizaron a la comunidad, nos
privaron de recursos para defendernos de los abusos de una autoridad ilegítima;
secuestraron nuestras aduanas para importar de contrabando derivados
petrolíferos y desfalcar a la nación; nos arrancaron las costras de las heridas
de la historia, despertaron los viejos rencores,
paralizaron el crecimiento económico, hurtaron el ahorro público o lo desperdiciaron
en obras suicidas para volver al país de un solo hombre que dicta acobardado
desde el anonimato, sin que nadie pueda contener sus ansias criminales que solo
se saciarán cuando México exhale su último aliento.
130 millones se abstuvieron de protestar en
este entorno depredador. ¿Protestaron las cámaras de industria, de comercio,
las de la transformación, las de la radio y televisión, los consejos
empresariales, entre otros organismos privados más? ¡No!, no protestaron, como
tampoco lo hicieron los sindicatos ni las universidades, ni el Poder Judicial
que debería haberse declarado en paro indefinido al conocer las posibilidades
de su desaparición. ni tomaron las calles las uniones de médicos y enfermeras
cuando carecían hasta de vendajes para curar a los enfermos. Tampoco protestó
la sociedad ante la falta de medicamentos ni por los cobros de piso impuestos
por el hampa ni nadie ha elevado la voz para declarar la imposibilidad de
erradicar la corrupción en el entendido que el gobierno mismo es la corrupción,
ni nadie reclamó cuando se cancelaron obras vitales de infraestructura y a la
voz de la “honestidad valiente”, se distrajeron los fondos públicos para
comprar la voluntad electoral de los gobernados y garantizar así la imposición
de una nueva dictadura en pleno siglo XXI. ¿Protestaron? ¡No!, tal vez algunos
lo hicieron, pero en voz baja, cuando, para nuestro oprobio, la justicia en
contra de los narcotraficantes mexicanos, se impone en los tribunales de EU
ante la inoperancia o corrupción de nuestro poder judicial. ¡Menuda vergüenza!
Si pudiéramos sumar los desfalcos, fraudes,
robos, estafas, raterías, saqueos, malversaciones de
fondos, pillajes, atracos, rapiñas, robos y latrocinios cometidos por la clase
política mexicana en contra del erario, del ahorro generacional de los
mexicanos desde la fundación del PNR en marzo de 1929, en casi 100 años, en
ningún caso, incluidos los grotescos hurtos durante las 7 décadas de la
Dictadura Perfecta, se llegaría a los despojos estimados en decenas de miles de
millones de pesos cometidos por la 4T en contra de la nación, desde la
aparición del huachicol en los 7 años de autocracia morenista. Mientras lo
anterior acontecía, el pueblo “bueno y sabio” permanecía y permanece dormido,
mientras las ratas le roen los dedos de los pies sin proferir el menor lamento
propio de un estoicismo mexica puro.
¿Una
metáfora literaria? ¡Sí! Lo que hoy padecemos es similar al ingreso ilegal de
unos rufianes en nuestros domicilios para destruir todo a su paso con tal de
encontrar dinero en efectivo, robar los objetos más preciados, vaciar la
despensa, disponer de los muebles hasta de las mascotas, mientras vemos un
entretenido programa de televisión sin perturbarnos ni permitir que nos
distraigan. ¿Cómo reaccionaremos cuando los bandidos abandonen el hogar
familiar y nos percatemos de los daños, si es que algún día se largan de
nuestras casas sin que nosotros reaccionemos?
Nos
robaron el país, nos lo siguen robando, sobre todo, después de escuchar el
discurso de Sheinbaum el domingo pasado y nos lo seguirán robando, mientras
vemos la tele…